Concebir el cambio de las especies como teleología es fundamento de una ética bastante común: la que supone que el ser humano es la especie superior por gracia evolutiva. Desde la filosofía, Paulina Rivero analiza críticamente los orígenes y consecuencias de la moralidad especista, recordándonos que la evolución no es sólo competencia, sino también colaboración.
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